3/6/08

Los dieciocho Premios Nobel han reclamado hoy que el agua dulce, un recurso escaso "y mal distribuido"

Los dieciocho Premios Nobel que participan como miembros de los jurados de la vigésima edición de los galardones Rey Jaime I han reclamado hoy que el agua dulce, un recurso escaso "y mal distribuido" entre una población mundial que crece anualmente en 100 millones de personas, sea considerada Patrimonio de la Humanidad. EFE La declaración ha sido leída al inicio de la jornada de deliberación de los Premios que se fallarán mañana en sus seis modalidades: investigación básica, economía, investigación médica, protección del medio ambiente, nuevas tecnologías y urbanismo, paisaje y sostenibilidad.

La "gran preocupación" por los problemas de disponibilidad de agua dulce, "que condicionan el futuro de la Humanidad", ha llevado a los jurados a plantear un llamamiento a la conservación "por parte de todos de un bien tan preciado".

Esta declaración institucional sobre el agua se produce tras las proclamadas en 2006 sobre los bosques y un año más tarde en relación al cambio climático.

El coordinador de los Premios, Santiago Grisolía, ha comparecido hoy en rueda de prensa acompañado por el investigador mexicano y Nobel de Química en 1995 Mario Molina y el astronauta Miguel López-Alegría, antes del comienzo de las reuniones sectoriales que elegirán a los galardonados de entre los casi 200 candidatos de toda España que optan a los 100.000 euros de cada una de las modalidades.

Molina ha reclamado un gran pacto internacional que fije medidas concretas para mejorar la eficiencia energética y ahorrar más agua, especialmente ante las consecuencias del cambio climático que ya se perciben "en los cinco continentes", como el creciente deshielo, el aumento de las inundaciones y la gravedad de las sequías.

"No hay una solución mágica ni única" para solucionar los problemas derivados de la escasez hídrica y los riesgos del calentamiento global, ha aseverado el físico atmosférico.

A su juicio, hay "un desfase muy importante" en cuanto al liderazgo mundial que debería existir para promover tanto la limitación de las emisiones de gases que provocan el "efecto invernadero" como una mayor eficiencia energética, lo cual pasa por una mejor seguridad de las centrales nucleares y una incentivación de las energías renovables.

Asimismo Molina ha señalado que las concentraciones urbanas, "en principio" y si están bien administradas, pueden contribuir al ahorro de agua y a aprovechar mejor los recursos energéticos. "No tienen por qué ser una raíz del problema", ha añadido mientras que para Grisolía, la presión urbanística "es muy difícil de controlar" porque el 60% de la población mundial vive en las ciudades.

Preguntados sobre si una de las soluciones sería subir el precio del recibo de agua, ambos han contestado afirmativamente; Grisolía prevé que ocurrirá "sin duda alguna" mientras Molina propone que el impuesto solamente sea especialmente gravoso a partir de un consumo elevado.
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