23/9/08

Cinco especies vegetales protegidas en la laguna de El Torollu, Asturias

El origen de la laguna de El Torollu se remonta a una antigua explotación de arcilla abandonada antes de mediados del pasado siglo y rellenada con agua de los bosques cercanos. Se encuentra en las inmediaciones de San Claudio, a escasos kilómetros de la ciudad. El enclave natural, en peligro según los ecologistas y vecinos de la zona por la inminente construcción de nuevas urbanizaciones, cuenta con gran diversidad de especies vegetales, algunas protegidas por la ley y otras amenazadas.

La Asociación de Amigos de la Naturaleza (ANA) ha publicado las conclusiones de un estudio pormenorizado, elaborado por Antonio García Rodríguez, en su revista anual 'Asturnatura'. Según dicho análisis, al menos cinco hábitats están incluidos en la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, entre ellos dos especies de musgo. Otras cuatro áreas son hábitats prioritarios, es decir, que merecen ser conservadas por su valor. Una de las más destacadas es la presencia de un híbrido (denominado 'Erica x stuartii') «que aporta una singularidad notable».

El Torollu permite encontrar a los estudiosos varias comunidades vegetales, como un bosque de castaños y otros árboles, en menor número, caso de robles, helechos o abedules. El conjunto se completa con una aliseda ribereña, otra pantanosa, la laguna, el brezal-torzal y la turbera. Esta combinación es infrecuente. «Lo que hoy se puede observar en El Torollu es ya muy difícil observar en este país», indica el informe.

Con dichas conclusiones, ANA no duda en pedir a las administraciones la inclusión del conjunto en algún tipo de figura de protección y que limiten la presión urbanística, que se traduce en más de 2.000 viviendas. «Sería conveniente un cinturón más amplio de vegetación protectora del entorno», estima.

Desmiente además otra de las razones que esgrimen quienes renuncian a la protección de El Torollu por tener un origen antropológico. «La actividad humana ha venido siendo con frecuencia fuente de mucha diversidad y no es en sí mismo un factor negativo», apunta. Además, alega que existen una serie de comunidades vegetales que no se deben a la intervención de la mano del hombre.

Al margen de este estudio, el colectivo insta a las administraciones a realizar otro análisis detallado de la laguna y su entorno, con un inventario pormenorizado de especies y comunidades vegetales. Propone actividades de divulgación y educación ambiental, sobre todo entre los habitantes y escolares de la zona.

Pero antes de recibir visitas, la asociación ecologista recomienda la ordenación del espacio, incluso eliminando algunos senderos y eliminando el desbroce alrededor de la laguna. «Podría optarse por acercar al visitante por medio de pasarelas de madera o estructuras similares. Controlar el paso evitaría también posibles accidentes. Al parecer, el estado de algunos árboles no es óptimo y pueden producirse desprendimientos de ramas.
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