La situación de cientos de especies de insectos puede ser ahora mismo desesperada y el culpable, pese a estar identificado desde hace años, permanece impune en forma de farola en las calles valencianas. Sin embargo a pocos ciudadanos les preocupa el destino de los insectos. Quizá piense erróneamente que son demasiados, o que las trampas mortales que suponen las bombillas del alumbrado contribuyen a "limpiar" la atmósfera de los indeseables mosquitos.
Investigadores del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biología Evolutiva han desarrollado una ingeniosa metodología de conteo que permite calibrar el alcance del sobre los insectos que rodean la huerta y los espacios naturales próximos a Valencia.
La "estandarización" de este proceso de medida, basado en la obtención de imágenes sobre las que es posible hacer después un conteo, permitirá no solo cuantificar, sino conocer también mejor el comportamiento de los insectos frente al exceso de luz.
Existen ya algunas certezas fruto de la investigación que desde 2005 realiza el equipo del profesor de Zoología Joaquín Baixeras y que inicialmente formó parte de un proyecto cofinanciado por el Ayuntamiento de Valencia, pero también demasiadas incertidumbres.
Se sabe poco sobre las especies que resultan más atraídas por la luz, pero entre ellas se encuentran "todos los insectos que mejor vuelan" y entre ellos algunos insectos depredadores de otros insectos que en la tranquilidad de los campos de cultivo alejados de los focos pueden constituir mortíferas plagas para la agricultura.
También los depredadores de insectos, en especial los murciélagos, se establecen junto a la luz, donde tienen la vida resuelta y dejan el campo libre a las víctimas.
Joaquín Baixeras habla en consecuencia de un "desequilibrio" de implicaciones desconocidas que ya tiene algunas víctimas conocidas como la mariposa nocturna Graellsia isabelae, una especie protegida por la unión Europea que se ve especialmente atraída por la luz de vapor de mercurio y cuyas poblaciones podrían estar en declive.
Joaquín Baixeras y el investigador Guillermo Fernández recuerdan que existen soluciones y que se conocen desde hace tiempo, aunque la sociedad parece confundir una "buena" iluminación nocturna con la luz blanca de las bombillas de vapor de mercurio, las más letales para los insectos.
Los científicos piden que se rediseñen las farolas para mejorar su efectividad, que se supriman las lámparas de vapor de mercurio y que se apueste por las de vapor de sodio de baja presión, cuya luz amarillenta apenas tienen incidencia sobre la biodiversidad.
En el fondo no es solo una cuestión de confort ciudadano, la muerte gratuita de miles de insectos atraídos por la luz excesiva puede suponer también la pérdida de biodiversidad, un patrimonio al que la raza humana se verá obligada a recurrir mas pronto que tarde.
Vía>>
20/12/08
El exceso de la iluminación nocturna perjudica a los insecto
Etiquetas:
Biodiversidad,
Desarrollo sostenible
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