21/12/09

Todos tenemos la obligación de dar ejemplo, ante el fracaso de los políticos en la cumbre de Copenhague


Eliminar la correspondencia interna en las empresas, limitar el uso de climatizadores en las oficinas o apostar por sistemas de iluminación de bajo consumo son gestos imprescindibles para ahorrar costes que además repercuten en beneficio del medio ambiente. En plena crisis e imbuidos todavía por el fracaso que ha supuesto un acuerdo de mínimos en la cumbre de Copenhague llamada a salvar el futuro del planeta, las administraciones públicas y las grandes empresas tienen la obligación de dar ejemplo. Es necesario reconducir hábitos y sensibilizar al ciudadano de a pie y, aunque con bastante retraso y desde hace apenas dos años, Vigo empieza a dar pasos decididos hacia el ahorro de energía y un modelo de desarrollo sostenible.

Poderes públicos y grandes firmas tienen en marcha de forma simultánea cientos de iniciativas encaminadas a reutilizar materiales y reducir las emisiones de dióxido de carbono. Sólo el Consorcio Zona Franca de Vigo se ahorrará 144 toneladas de CO2 este año gracias a las medidas de control energético que aplica en todos sus edificios y polígonos. También el Concello se ha puesto las pilas y a final de mes verá rebajada su factura anual de la luz en 202.300 euros con la renovación del alumbrado público y la sustitución de los antiguos semáforos por Led´s de bajo consumo.

Las iniciativas municipales se coordinan desde la Axencia Municipal da Enerxía, que tendrá un mayor protagonismo a partir del próximo año, cuando está previsto que entre en funcionamiento la instalación de energía solar fotovoltaica del parque de Navia. Su producción equivaldrá al consumo energético de 37 familias, lo que evitará 85 toneladas anuales de CO2 a la atmósfera.

Este proyecto llega para complementar la pequeña huerta solar del pabellón de O Berbés y la instalación solar térmica para producción de agua caliente sanitaria en el parque central de servicios del Concello, que cubre el 75 por ciento de la demanda de gasóleo C y evita 4,6 toneladas anuales de dióxido de carbono. Las medidas adoptadas a nivel local son modestas pero eficaces, ya que sólo con la mejora de la instalación del alumbrado municipal y su control horario Vigo se ahorra 52.977 euros al año en la factura de la luz, adelgazada también por los más de 149.300 euros que evitan los nuevos semáforos. Otra de las funciones de la administración es concienciar, de ahí los 1.000 manuales de buenas prácticas ambientales editados para el programa “Emprega Verde” o las campañas de recogida de aceita usado, que en colaboración con las asociaciones de vecinos y los supermercados Eroski-Familia lleva recogidos 24.400 litros de producto.

La delegación de la Xunta en Vigo también ha cambiado algunos hábitos para ahorrar en calefacción y luz. El edificio cuenta con sistemas de control del alumbrado que apagan automáticamente sus lámparas a las 15.30 horas durante las comidas y a las 22.00 horas, para evitar que quedan toda la noche en funcionamiento. Otra de las mejoras más recientes es la división del edificio en áreas independientes a nivel térmico para que se pueda encender la calefacción o la luz sólo en los ámbitos ocupados.

Bien distinta es la gestión medioambiental del Puerto de Vigo, que por la actividad que desenvuelve centra sus esfuerzos en reducir su impacto sobre la ría con un plan de recepción y manipulación de desechos, normativas más estrictas en el suministro de aceites a buques y su reparación a flote. La Autoridad Portuaria cuenta también con una guía de buenas prácticas para el suministro de combustibles, la gestión de desechos y otra con directrices internas para un mejor aprovechamiento de los recursos en las oficinas. En sus edificios desarrolla actualmente un proyecto para la sustitución de lámparas halógenas por ópticas de bajo consumo en zonas de tránsito, aseos y ascensores con los que este año prevén un ahorro de 208 euros en la factura.
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