1/2/10

Análisis de la Toxicidad de metales pesados en el cuerpo

Para conocer las concentraciones presentes en el cuerpo se analizan en laboratorios «muestras de sangre, de orina o de tejidos, con lo que se obtiene información del nivel de intoxicación existente en el momento de la toma de la muestra; por el contrario, si se analizan cabellos, huesos o uñas, se obtienen datos de intoxicaciones antiguas o crónicas», aclara Reppetto. Y en este sentido Lafuente añade que «el mejor marcador de exposición reciente a cadmio, plomo y mercurio en humanos es su concentración en sangre. La determinación de los niveles de metales constituye un método poco preciso debido a posibles variaciones a lo largo del tiempo». Por su parte, Elson M. Hass, director de Centro Médico de Marin, en San Rafael, California (EE UU), apunta que el test de cabello, sin embargo, resulta mucho más sencillo y menos agresivo de cara los afectados. «Tras la sospecha, a mis pacientes le someto a un examen con el fin de encontrar trazas de plomo y mercurio, aunque también de arsénico y cadmio. Por ello, realizo un análsis de orina usando un ácido dimercaptosuccínico bebible con el fin de expulsar los metales de los tejidos renales y que sean expulsados a través de la orina», manifiesta Hass.

Otra forma novedosa de conocer cuál es la exposición a los metales viene de la mano de un nuevo programa informático desarrollado por un equipo de científicos españoles, subvencionados por las becas de la Fundación Mapfre. Uno de los miembros del grupo, Nuria Ferré i Huguet explica que «el propósito de HRA Metales Pesados como programa, es que cada usuario pueda, en función de sus características particulares (riesgo personalizado), y del lugar en el que habita, determinar su propia exposición a metales así como el posible riesgo que ésta puede suponer para su salud». Este programa se encuentra disponible para aquellos ayuntamientos y colectivos que lo deseen a través de la página web: «www.tecnatox.cat».

«La aplicación compara los datos introducidos por el usuario (suelo, aire, agua), con un simple código de colores, similares a los de un semáforo, con los valores establecidos por la legislación vigente. Actualmente, existe una segunda versión preparada específicamente para la comunidad científica o para las entidades que deseen hacer una gestión del riesgo, y que dispongan de concentraciones de contaminantes metálicos a nivel ambiental. Esta nueva aplicación parte de la idea inicial de presentar el riesgo de una forma sencilla y muy visual, pero con la premisa de que se deben tener unos conocimientos mínimos en gestión del riesgo», apunta Ferré i Huguet.
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