12/12/10

La Cumbre de Cancún del cambio climático deja para 2011 la decisión sobre si habrá un acuerdo que sustituya al Protocolo de Kioto

El pacto incluye peticiones de todos los bloques: deja para 2011 la decisión sobre si habrá un acuerdo que sustituya al Protocolo de Kioto, reconoce que los compromisos presentados hasta ahora no basta para estabilizar el clima, los países ricos se comprometen a movilizar 100.000 millones de dólares al año en 2020, incluye un pacto para reducir la deforestación y, sobre todo, incluye en Naciones Unidas los compromisos de recorte de emisiones que los países enviaron de forma voluntaria a la ONU tras la Cumbre de Copenhague.

El acuerdo apunta a una prórroga de Kioto antes de 2012, cuando expira el actual periodo de cumplimiento. Esa era una exigencia de los países en desarrollo. A cambio, como pedía Japón, esa continuidad está supeditada a que avance la otra vía de negociación abierta, en la que están incluidos EE UU y China, que, por distintos motivos, no tienen limitación de emisiones. "El texto no apunta a la muerte de Kioto sino todo lo contrario", ha declarado la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera.

EE UU se da por satisfecha con cómo queda reflejada la transparencia que exigía en la reducción de emisiones de China. Habrá consultas internacionales pero no serán "ni intrusivas, ni punitivas y respetarán la soberanía nacional". Si el texto sale adelante, solo habrá consulta internacional obligatoria si las emisiones se reducen con dinero internacional. Para los países en desarrollo que limiten sus emisiones sin dinero del primer mundo -China ha dicho en alguna ocasión que no lo necesita- esa obligación de información se reduce y se convierte en una opción.

Los ecologistas han mostrado su satisfacción porque el texto incluye alusiones a la gravedad del calentamiento y alude a la reducción de emisiones que pide el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) . Esta mención es muy significativa de lo despacio que avanza la negociación. En la Cumbre de Bali, de 2007, la UE insistió en que se incluyera el rango de reducción de emisiones (entre el 25% y el 40%) para los países desarrollados que pedía el IPCC. La oposición de la Administración de George Bush dejó el texto en un pie de página. Ahora, tres años después, el IPCC sale del pie de página y pasa al texto del acuerdo. Aunque el texto pide limitar el calentamiento a dos grados centígrados deja abierta la puerta a que se revise más adelante para limitarlo a 1,5 grados, una petición de los pequeños estados isla.

En realidad, todo el borrador está lleno de sutilezas de ese tipo. La UE pedía el reconocimiento de que debía haber un acuerdo vinculante en 2011. No sale eso, sino que los países seguirán "discutiendo las opciones legales para llegar a un acuerdo" en la Cumbre de Durban (Sudáfrica) de 2011.

La inmensa mayoría de los países en el plenario ha apoyado el texto públicamente. Argelia, en nombre de los países africanos, ha destacado que "recupera la confianza en el sistema multilaleral" después del fiasco de Copenhague .

Bolivia fracasa en su bloqueo

La presidenta de cumbre, la canciller mexicana, Patricia Espinosa, ha pasado por encima de la intención de Bolivia de dinamitar la cumbre. La delegación de Evo Morales se quedó sola en su oposición al acuerdo pero insistió en bloquearlo. La réplica de Espinosa fue pausada, calmada, serena: "La regla del consenso no significa la unanimidad. Ni mucho menos significa la decisión de que una delegación quiera imponer el veto sobre la voluntad de unas delegaciones que con tanto trabajo han venido trabajando con enromes sacrificios. Mi obligación ha sido escuchar a todas y cada una de las partes, incluyendo a los hermanos bolivianos. Ahora bien, yo no puedo ignorar la visión, las solicitudes de 193 estados parte". Espinosa golpeó con la maza y la Cumbre del Clima rompió en aplausos.

Espinosa ha puesto fin así a horas de debate con Bolivia de protagonista. La delegación enviada por Evo Morales se quedó sola. Ni Venezuela ni Cuba salieron en su apoyo. El embajador de Bolivia ante Naciones Unidas y jefe de la delegación boliviana, Pablo Solón calificó como "atentado" que la cumbre aprobara un texto con su oposición: "No podemos romper las reglas que nos damos. Aquí, la regla para la adopción es el consenso y claramente antes de que usted martillee hemos expresado que no hay consenso y que Bolivia no apoya esta decisión. El precedente es funesto. Hoy será Bolivia, mañana será cualquier país. Consenso quiere decir que no puede haber ningún Estado que explícitamente manifieste su rechazo a una decisión. Lo que va a ocurrir aquí es un atentado contra las reglas que rigen aquí, en el marco de la convención y en el marco de Naciones Unidas". "Ni en Copenhague ocurrió algo así", sentenció. La sala permaneció muda. Ni un tímido aplauso. Tras la aprobación, Bolivia ha anunciado que recurrirá ante "todas las instancias internacionales" la decisión adoptada.

Todo el mundo ha felicitado a la presidencia mexicana, que ha servido de puente y, al contrario que Dinamarca el año pasado, ha templado los ánimos y evitado los bloqueos. El trabajo de un año ha roto el bloque bolivariano (Venezuela, Cuba y Ecuador se desmarcaron de Bolivia). El presidente de Ecuador, Rafael Correa, había declarado en Cancún que el texto que se manejaba para frenar la deforestación era "un paso positivo". Los países tropicales esperan recibir una lluvia de dinero (público y privado) si evitan la deforestación.
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