30/9/08

La combustión del carbón deja un legado tóxico de metales pesados en el Ártico

El estudio, titulado "La combustión del carbón deja un legado tóxico de metales pesados en el Ártico", fue llevado a cabo por el DRI (Desert Research Institute) en Reno, Nevada. Joe McConnell ha sido el investigador principal.

Mediciones detalladas de un núcleo de hielo extraído en Groenlandia revelaron la presencia de agentes contaminantes como resultado de la combustión del carbón. Se trata de metales pesados tóxicos como el cadmio, el talio y el plomo, a un nivel mucho mayor del que se esperaba.

La contaminación en el sur de Groenlandia era mayor 100 años atrás, cuando la economía de América del Norte y Europa se sustentaba principalmente en el carbón y no como ahora en el petróleo y el gas, que son un poco más limpios. Además, las tecnologías de aquel entonces para la combustión del carbón y el aprovechamiento de su energía eran más sucias y deficientes que las actuales.

Los investigadores comprobaron que la presencia de agentes contaminantes era al comienzo del siglo XX de 2 a 5 veces mayor que la actual. A su vez, esos niveles de contaminación de principios del siglo XX eran 10 veces mayores que los niveles preindustriales.

Los registros continuos mensuales y anuales de contaminación, tomados del núcleo de hielo de Groenlandia, abarcan desde 1772 a 2003 y son los que han permitido obtener los resultados del estudio.

Aunque los datos demuestran que la contaminación por la presencia de metales pesados en el sector del Atlántico Norte del Ártico es hoy mucho menor que cien años atrás, los investigadores advierten que aún hay razones para preocuparse, porque la contaminación de otros sectores puede aumentar a causa del crecimiento acelerado de la economía asiática sobre la base de la explotación del carbón. Esto podría significar un mayor riesgo para la cadena alimentaria, pues muchas partículas de metales pesados tóxicos derivados de la actividad industrial de las naciones asiáticas, son transportadas por los vientos y se acaban depositando en las regiones polares.

No se han calculado los impactos para la salud humana en la región ártica, pero McConnell indica que el uso de tecnologías menos tóxicas para la combustión del carbón, o mejor aún la reducción de la dependencia de la combustión del mismo, podrían evitar el problema.
Vía>>

No hay comentarios: