2/10/08

Los jabalíes se adueñan de los jardines de la sierra madrileña

Los jabalíes se han acostumbrado a los ruidos de la “civilización”, ya ni se asustan con las luces o los coches. Prefieren las zonas de umbría, donde hay más humedad, y les da lo mismo que éstas se encuentren junto a las aceras, bajo los balcones de las viviendas, las puertas de los portales o la carretera.

En Peñanevada IV no hay más que darse una vuelta por los jardines para darse cuenta de que los daños materiales son cuantiosos, ya que allí donde los jabalíes han escarbado en busca de comida, explican los jardineros de la urbanización, hay que levantar toda la tierra y “replantar el césped manualmente”.

Lo que se convirtió primero en un problema en urbanizaciones, que lindan con la zona en la que están los depósitos del Canal de Isabel II, las antenas y el depósito del gas, se ha extendido, incluso a la parte baja, donde se encuentran un Club Social, el colegio de Edu­ca­ción Infantil y Primaria “Can­tos Altos” y la parada del autobús, e incluso se ha extendido a la cercana urbanización La Bal­conada, en cuya piscina al parecer apareció hace unos días uno de estos animales ahogado, y a la urbanización Cantos Al­tos, aunque en estas dos últimas los destrozos han sido menores.

Pero en Peñanevada IV no hay más que darse una vuelta por los jardines para darse cuenta de que los daños materiales son cuantiosos, ya que allí donde los jabalíes han escarbado en busca de comida, explican los jardineros de la urbanización, hay que levantar toda la tierra y “replantar el césped manualmente”.

Pero el problema y la preocupación no están tanto en los daños materiales sino en la posibilidad de que pueda producirse algún ataque a los vecinos, que no tienen por qué saber que, en condiciones normales, los jabalíes no suponen un peligro, a no ser que sean hembras con jabatos, que pueden ponerse agresivas si se sienten amenazadas.

Los responsables de la urbanización aseguran que la situación se ha denunciado tanto a la Guardia Civil del puesto de Collado Villalba como al Ser­vicio de Protección a la Natu­raleza de la Benemérita (SE­PRO­NA), sin haber obtenido, por el momento, ningún tipo de respuesta a su problema. Incluso les han llevado un completo dossier con fotografías para dar cuenta de una situación que les está desbordando. Por el mo­mento, denuncian, na­die les ha dado una solución al problema.
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