31/3/09

F-Cell Roadster, prototitpo de Mercedes

Es un prototipo completamente nuevo en el que han trabajado un nutrido grupo de estudiantes de distintas ramas relacionadas con el mundo de la automoción. Los 150 aprendices de diferentes oficios han desarrollado no sólo el vehículo propiamente dicho sino también todos los proyectos de producción y montaje hasta la puesta en el mercado.

Pero lo mejor es que el F-Cell Roadster recuerda en algunos aspectos al primer vehículo de Mercedes, el Patent Motor Car de 1886. De aquel, toma sus ruedas de radios y de tamaño de bicicleta y también la estructura exterior del vehículo, de dos plazas y una zona posterior con el motor.

Por el contrario, en otros aspectos no coincide en nada con aquel modelo. Por ejemplo con el número de las ruedas. El coche de 1886, el primer coche para muchos expertos del motor, tenía 3 ruedas y el nuevo tiene cuatro. El primero tenía un motor de gasolina que siempre funcionaba a pleno régimen y para este se dispone de un sofisticado sistema electrónico de gestión de la electricidad que mueve sus ruedas posteriores y de la la pila de hidrógeno que la genera.

Hace dos años tuve la oportunidad de conducir una réplica del Patent Motor Car de 1886 y la experiencia fue única. El vehículo, en el momento que se pone en marcha funciona con el motor a su máxima potencia. Por ello, hay que ir muy pendiente de la palanca de la izquierda del conductor que corresponde al freno. De esta forma, se va limitando la velocidad con el freno. Un sistema sin duda muy poco eficiente, pero eran los comienzos del automóvil moderno.

La sensación que se tiene al volante (por definirlo de alguna forma) de este vehículo clásico es que en el momento que llegue la primera curva vamos a tener problemas. Su volante es una palanca giratoria muy poco precisa unida a la rueda delantera que la hace girar como si se tratara de una bicicleta.

Su motor va petardeando permanentemente y el olor que llega hasta el “puesto de conducción” es una mezcla entre aceites y gasolina bastante penetrante.

Por supuesto, el nuevo vehículo no lo he conducido pero sus sensaciones serán bien diferentes. Sobre todo porque el asiento de cuero de aquel primero en este caso se ve sustituido por uno de fibra de carbono recubierto de piel para hacerlo más confortable. Y también mucho más ergonómico y seguro.

El modelo original, conocido como Velocípedo, tenía una velocidad máxima de 20 km/h y su motor de un litro de cilindrada proporcionaba 1,5 caballos. Sólo un par de datos más de aquel viejo modelo. Su longitud total era de 2,25 metros y su peso en las versiones iniciales era de 280 kilogramos. Y un dato importante, su consumo de carburante era de 14 litros cada 100 kilómetros, mientras que la capacidad del depósito era de 18 litros.

En los siguientes años llegaron varias evoluciones del modelo, sobre todo en el apartado de su motor. Primero se llegó a 2,5 caballos y finalmente, a partir de 1901, se alcanzaron los 3,5 caballos. Su precio inicial era de 2.000 marcos, aunque esta cifra llegó a aumentar hasta casi los 3.000 con el paso de los años. En total se vendieron 1.200 unidades de aquel primer coche de Mercedes.

El nuevo, por supuesto, es mejor en muchas cosas pero mantiene algunos aspectos similares al de su antecesor. Y así, lo más destacable es su velocidad máxima, fijada en 25 km/h. Algo lógico si tenemos en cuenta que las ruedas son casi como las del original al menos en sus dimensiones.
Su motor eléctrico tiene una potencia de 1,5 caballos, pero donde le supera con un cierto margen es en el apartado de autonomía. Con su depósito de hidrógeno genera electricidad suficiente para hacer más de 350 kilómetros sin repostar, mientras que aquel de 1886 se quedaba ligeramente por encima de los 120 km. Son el pasado y el futuro del automóvil unidos por la estrella de Mercedes.
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