Se ha calculado que un simple incremento del 10 por ciento de áreas verdes en las zonas urbanas podría reducir la temperatura superficial de las ciudades en tanto como 4 grados Celsius.
Esta disminución de 4 grados en la temperatura, la cual es equivalente a la elevación promedio predicha para el año 2080 como consecuencia del calentamiento global, está causada por el efecto refrescante del agua que se evapora hacia el aire desde las hojas y la vegetación en general a través de un proceso llamado evapotranspiración.
Las áreas verdes recolectan y retienen agua mucho mejor que el terreno edificado. A medida que esta agua se evapora de las hojas de plantas y árboles, enfría el aire circundante en una manera similar al efecto refrescante del sudor cuando se evapora en nuestra piel.
Tomando a la ciudad de Manchester y su periferia como modelo, el equipo empleó un Sistema de Información Geográfica (GIS, por sus siglas en inglés) para construir una representación del uso de la tierra. El equipo entonces valoró el impacto que tendría elevar la cantidad de espacios verdes sobre el clima urbano, así como sobre la retención de agua.
Las áreas urbanas pueden ser hasta 12 grados más calientes que los alrededores rurales, debido al calor liberado por los edificios, las calles y los vehículos que circulan por éstas. Además, su enfriamiento evaporativo suele ser mucho más reducido que el de las zonas rurales cercanas, en un efecto que se conoce como "isla de calor urbana".
La reducción de 4 grados Celsius en el calor urbano gracias al incremento del 10 por ciento de áreas verdes, podría contrarrestar la elevación de temperatura causada por el calentamiento global en las ciudades en los próximos 75 años. Tal reducción tiene importantes implicaciones para la salud y el confort humano dentro de las áreas urbanas.
Para el 2080, los veranos en la zona de Manchester y en otros lugares serán más calientes y secos, pero los pronósticos indican que los inviernos serán más húmedos. Un día de invierno extremadamente húmedo en el 2080 producirá un 50 por ciento más de lluvia de la que se registra en la actualidad.
Basándose en un modelo existente, los investigadores han calculado que estas tormentas más potentes incrementarán las cantidades de agua de lluvia desaprovechada en las áreas urbanas en más de un 80 por ciento. Por desgracia, incrementar la cantidad de áreas verdes sólo tendrá un efecto limitado en reducir la cantidad de agua no retenida, de modo que las inundaciones relámpago serán un problema creciente en bastantes ciudades.
Por el contrario, los meses de verano, más cálidos y más secos, reducirán la cantidad de agua disponible para la vegetación, y, durante las sequías más prolongadas, debilitarán la transpiración, lo que disminuirá su efecto refrescante.
Con el propósito de que el efecto refrescante de las áreas verdes se mantenga cuando sea más necesario, las ciudades necesitarán desarrollar maneras de almacenar cantidades adicionales de agua, que luego puedan utilizar para irrigar las áreas verdes durante los meses más secos.
Vía>>
26/8/08
Un estudio de la Universidad de Manchester destaca la importancia de los parques en las ciudades como protección ante el cambio climático
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